Según los datos publicados por Epdata el 15 de octubre del 2020, el 48,8% de la población rural son mujeres, representando el 12% de la población femenina total en España. En este mismo estudio la Agencia de las Naciones Unidas que lidera la erradicación del hambre (FAO por su nombre en inglés), afirma que la mujer representa el 43% de la mano de obra agrícola en España, siendo clave su papel para la óptima gestión de la tierra, los recursos naturales y las empresas rurales.
En Cantabria la situación no discierne de los datos nacionales, aunque el día a día de las mujeres ganaderas y del trabajo que realizan no se puede medir con datos. Hemos hablado con ellas y ahora sabemos las dificultades a las que se enfrentan, los mitos que las gustaría dejar en el olvido y como ven el futuro rural en Cantabria.

Teresa y Rocío vienen de familias ganaderas, desde niñas han crecido entre animales, Rocío decidió continuar con el negocio de su padre. Su disponibilidad laboral la llevó a tomar la decisión de coger las riendas de la ganadería familiar y comenzar su aventura de la mano de su hijo, con gran vocación ganadera. Ambos forman el tándem perfecto, cuidando de los animales y gestionando también el ámbito administrativo.
Teresa que heredó la ganadería de su padre, vive con pasión su trabajo, aunque asegura que las dificultades, en muchas ocasiones, complican su día a día. Para muchos puede parecer un trabajo demasiado sacrificado, pero ella está muy segura de su vocación, “muchas veces me han sugerido trabajar en una fábrica, con un sueldo fijo, días de vacaciones y disfrutar del verano, pero no, la vida con mis animales me hace feliz”.
Ambas están de acuerdo en algo: el machismo en sus hogares nunca ha existido como tal, las mujeres formaban parte de la toma de decisiones y trabajaban igual que su marido. Para Lorena, Secretaria de la Asociación de la Mujer Rural (FEMUR), la desigualdad social entre hombres y mujeres no se vive igual en el campo que en las ciudades.
Sin embargo, algo si está cambiando: “las mujeres tenemos más visibilidad en el mundo rural, con la ayuda de asociaciones como FEMUR se visibiliza el trabajo diario que llevan a cabo”. Para Teresa, “en la ganadería lo importante es que te conozcan. Si saben cómo trabajas y la calidad de tu ganado puedes enfrentarte a un trato igual que un hombre”.
Lo cierto es que aparentemente los problemas que se desarrollan en las zonas rurales son los mismos independientemente del sexo del ganader@. El mundo rural se enfrenta a una gran crisis debido a la bajada de los precios de compra de la leche y la carne, el precio justo no ha llegado para quedarse y las condiciones que les imponen en muchas ocasiones están por debajo del coste.
Si tuviesen que mandar un mensaje a la sociedad lo tienen claro: “muchas personas piensan que la ganadería vive de las subvenciones, pero estas no serían necesarias si el sector pudiese negociar con precios justos que les permitan cubrir costes y sacar rentabilidad a su actividad. Dispuestas a desmontar mitos, mandan un mensaje a todos aquellos que piensan que en el campo no se trata correctamente a los animales, Teresa sentenciaba: “vivo de mis animales, me parece razón suficiente para darles todos los cuidados. Muchas veces voy a verlos de madrugada para asegurarme que están bien y otras muchas los he encontrado heridos. Es duro ver muerto a un animal al que has ayudado a nacer”. Para Rocío la situación no es muy diferente: “cuando tenemos un problema en la cuadra por enfermedad nos gastamos una fortuna en curar a los animales, invertimos tiempo y dinero en mantenerlos en las mejores condiciones posibles, no podemos decir que todos los ganaderos y ganaderas traten bien a sus animales algo que tampoco lo pueden decir la gente de ciudad de sus mascotas.
Su día a día es una lucha en un escenario que a cada momento se torna más complicado, en un futuro incierto las mujeres rurales del siglo XXI esperan conseguir unos precios justos de sus productos, haciendo un llamamiento para concienciar a las nuevas generaciones de la importancia de comprar productos de kilómetro 0 para mantener nuestro sector primario. Si todos los jóvenes supiesen lo importante que es mantener la tradición, la ganadería, la agricultura y la pesca local seguramente se concienciarían para comprar artículos en su origen.